Fue aquél un paseo lleno de miradas, miradas que no cesaron, como buscando mi aprobación a lo que querías mostrarme. Al adentrarnos, comprendí…ese camino nos llevaba a un lugar subterráneo, donde parecían recogerse las aguas de la montaña. Me presentabas una atmósfera llena de un colorido sonoro, las gotas desprendidas formaban melodías, una sinfonía alternante y encadenada, cerca unas veces…otras más lejos.
Las aguas formaban una leve corriente, el agua apenas nos llegaba a las pantorrillas y seguía subiendo…ése era tu lugar secreto, un lugar de sombras que se dibujaban a la luz parpadeante de una antorcha….

Entonces, te dirigiste a mí: “te deseo, mía, aquí”,me dijiste, mientras tus manos comenzaban a desnudarme. Recorrías mi figura, que despacio se iba haciendo exenta de tejidos…perfilando mis piernas, mis nalgas, con el agua escurriéndose entre los dedos, mi vientre, mis pechos ingrávidos y jóvenes, encerrando mis pezones entre tus dientes y sintiéndolos crecer en tu boca, mi espalda….deslizando tus labios y siguiendo el surco de pequeños hilos de agua que buscaban camino en el canal de mi sexo. Me sentía arder…
Entretanto, mis manos femeninas también te exploraban y el agua nos reflejaba. Sentíamos sólo nuestras caricias y el calor que nacía en nuestra piel. Imágenes, recuerdos, sensaciones,… la energía de tus palabras, la fuerza de tus miradas, la seguridad de tus gestos. Fuíste,… para mí.
Paseándome alrededor de tu cuerpo y soportando la sugerencia de tu virilidad, tus duras nalgas, deseaba arraigarme en tus carnes y adentraba mis manos entre tus piernas, mientras resbalaba en tu cuerpo, en roces premeditados…
Tus labios recorrían mis hombros, mis pechos, mi vientre,…..y tus manos, lejos de olvidar la quietud, se despertaban al pasear por mi cuerpo y navegaban bajo el agua hacia mi sexo, ansioso de tenerte, retrasando el momento que tanto esperaba….,al tiempo que tu miembro se erguía, inquieto…

Me alzaste en brazos y me depositaste sobre aquellos tibios moldes en los que se habían convertido las frías rocas, como algo ceremonial, y me contemplaste.
Y, en aquel baile de sombras, descontrolados ya nuestros instintos…sucumbí a tu penetración en mí y a tu entrega sin límites. Recuerdo nuestros rostros, desvanecidos nuestros ojos y nuestras bocas abiertas y temblorosas, jadeando por el placer que el tacto nos obligaba a sentir…recuerdo nuestro orgasmo convulsivo, cómo tu boca bebía de mí y cómo me sometía de nuevo al derramarse de nuestra lascivia..
A ti, Pep.
En el papel de “cómplice” principal,
haciéndome sentir la talla perfecta.
Gracias por tu inspiradora confesión.
6 comentarios:
Gracias a ti. Mi musa en sensaciones, sentido y sentimientos. Cuando las tinieblas hacen de sabana y la humedad,aviva instintos.... el eco del placer, se funde en las paredes.
Con unas palabras exquisitas, la lectura perfecta, para una noche inquieta.
Un abrazo.
Qué puedo decirte que ya no sepas??
No soy para nada objetivo en lo que hacía ti respecta. Cosa de la cual me alegro.
Tú post está lleno de.... todo!! No le puedo encontrar un pero, un "no sé qué" un "le falta esto" aunque sí, sí... ya le encuentro ese "pero"... el evidente: "pero no soy yo" ese...
Un beso!!!!
Me ha gustado mucho, mucho...
un lugar mágico seguro... perfecto para el momento también mágico.
gran relato
Magistral, mi niña, como cada post que me encuentro. Desde lo más íntimo a lo más locuaz.
Te dejo también un abrazo, cumpleañera!!!. Los 28 añitos más francos e impulsivos que conozco.
Te quiere, como bien sabes
TONY.
Aquella noche te dijo "ven",
aquella noche te dijo "te deseo aqui mia",
aquella noche sus palabras tomaron sus manos,
aquella noche sus palabras tomaron sus labios,
y sus manos...
y sus labios...
a ti te tomaron,
aquella noche te hizo suya...
Un beijo desde las llamas, LicánTropo.
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